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Dios me ha desanimado
Con cicatrices de la antigüedad
Parábola maldita
Amnesia
Mil siglos en un día
La lira me abandona
Las viejas cuentas del espejo (Poema parráfico)

DIOS ME HA DESANIMADO

Se me adueña la lira,
con ella oigo los pasos de la Tierra
y a Dios cuando respira,
si muge una becerra
de aquí a mil años luz, en una sierra.

Con la lira oigo todo
menos los terremotos, que ensordezco.
Los veo, es otro modo
de oír como merezco.
La lira sabe que le pertenezco.

Me avalan los planetas,
juran que de mi amor están celosos
los más viejos poetas,
poetas achacosos,
algunos son ancianos muy hermosos.

Yo les doy mi sentido,
todo mi amor y el alma por si acaso,
y todo lo que he oído,
como a Bernardo Tasso,
a San Juan de la Cruz y a Garcilaso.

Y a Fray Luis de León,
que muy ociosamente lo temía,
sin ninguna razón,
porque a la Poesía
le anda buscando el verso todavía.

A mi modo de ver,
la lira es un vehículo divino
difícil de entender,
lo mismo que el destino,
a quien siempre tenemos por vecino.

Si en algún universo
está la Poesía y es dichosa,
que la bendiga el verso,
yo hablaré de otra cosa
temblando en una lira temblorosa.

Dios me ha desanimado
después de esta penúltima experiencia,
todo está consumado
y he escuchado a la Ciencia,
se ve que no he perdido mi inocencia.

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CON CICATRICES DE LA ANTIGÜEDAD

Me escondo casi ausente,
no sé por qué, parece que me voy,
me persigue la gente
que sabe que no estoy,
he nacido escondido también hoy.

Y como balbuciendo,
sigo escondido hoy para mañana,
me seguiré escondiendo
ya toda la semana,
quizás es que me aíslo en la ventana.

No se notan mis huellas,
posiblemente soy un no nacido.
Como algunas estrellas
o más desconocido,
un agujero negro sin sentido.

Sé que estoy rodeado
de galaxias de gente que no veo,
en un desierto helado,
con un libro que leo,
escrito por un ángel en caldeo.

Sigo solo y en medio
de la nada infinita, más lejano,
donde ya no hay remedio,
con un verso en la mano,
quiero dejarme ver pero es en vano.

No es mejor estar solo,
pero lo estoy y muy honradamente,
y a lo mejor me inmolo
como un santo corriente
para que llore Dios divinamente.

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PARÁBOLA MALDITA

Dios tenía un amigo,
no sé quién fue, mas sé que lo tenía,
si pienso lo que digo.
Como la Poesía,
que unas veces es mala y otras mía.

Se iban al Café
y tomaban el güisqui santamente
y de muy buena fe.
Dios era muy creyente
y el amigo era un sabio indiferente.

Bebían codo a codo
en un cáliz con borde de metal,
cada uno a su modo,
muy espiritual,
y entonces lo pasaba bien el mal.

Hasta que Dios lo dijo,
que más con él la fe se confundía,
el padre con el hijo
y la Virgen María,
de lo que aquel amigo presumía.

Todo estaba revuelto,
y el amigo se fue sin decir nada.
Todavía no ha vuelto,
pero Dios no se enfada,
hay amigos que huyen en manada.

Yo estoy igual que Dios
y lo mismo que él dice yo me digo;
sólo quedamos dos,
el rico y el mendigo:
Brindemos porque vuelva el enemigo.

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AMNESIA

Yo quisiera enfadarme
más con la enfermedad que con la muerte,
si deja de matarme
hasta que me despierte,
le diré "mucho gusto en conocerte".

Y no me duele nada
excepto el corazón y la cabeza,
las manos, la mirada,
los huesos, la tristeza,
no me duele y me duele la belleza.

Sólo las cervicales,
que conectan las puntas de los dedos
y me hacen señales,
dolorosos remedos,
a veces silenciosos y muy quedos.

Me calmo con la lumbre,
con paños muy calientes o muy fríos,
una mala costumbre;
peor si fueran míos,
yo provoco al dolor escalofríos.

El caso es que a la gente
la maltrata un dolor como infinito,
puede ser diferente,
como un dolor maldito,
pensad cómo les duele cuando grito.

Vive como la vida,
lo hace porque tiene esa costumbre,
con cáncer o con sida
y el dios desde la cumbre,
anda sobre una sana pesadumbre.

Dios lo cura a lo vivo,
que él no tuvo calmantes ni anestesia
ni un mundo digestivo,
y Pedro tiene amnesia,
se mea en las esquinas de la iglesia.

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MIL SIGLOS EN UN DÍA

El cielo es un barranco
invertido a los ojos de la mente,
no sé si negro o blanco,
me es indiferente,
todo menos azul y transparente.

Si está arriba o abajo
depende de los astros que lo vean.
Dios va por el atajo
aunque no se lo crean
los que por el espacio se pasean.

Stephen Hawking manda
mentalmente en la faz del universo,
por las estrellas anda
como yo en cada verso,
que el espacio es el todo más diverso.

Como la Poesía,
la Ciencia se ha perdido en el espacio,
mil siglos en un día,
que el tiempo es muy reacio
a llegar a los siglos tan despacio.

Nos llega y no ha salido
todavía del útero materno
como muy escondido,
como un silencio eterno
no sé si de la gloria o del infierno.

Y es que fuimos adultos
sin haber terminado los deberes,
y ahora somos incultos
y con muchos poderes,
bajo una eterna lluvia de alfileres.

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LA LIRA ME ABANDONA

Todos los muertos detrás
y yo corriendo delante.
¿Cómo me paro a mirar,
si no corro lo bastante?
¿Cómo me pongo a pensar,
si no quiero que me alcancen?

¡Vayan los muertos delante
y yo corriendo detrás!

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LAS VIEJAS CUENTAS DEL ESPEJO (POEMA PARRÁFICO)
(Fragmentos)


Era muy joven, yo me dije, el agua de la fuente de Narciso. Pero cuando llegaron los poetas le dieron muchas vueltas al espejo. Y él les sigue observando desde el cristal y el agua. Aunque no hay mucho más, advierte, y la música ha muerto detrás de los oídos. Con la última nota se emocionó el silencio, llevándoselo todo a la casa de enfrente. Podéis entrar en mí sin ninguna esperanza, porque voy a romperme definitivamente entre un mar de figuras ya sin el viejo vicio de la restauración.

*****

Veo, porque la vida se va poniendo blanca y enseña su sonrisa a los otros espejos. Cuando vivo de noche, cierro los ojos a mi canto. Me dan ganas de amarme, de hacerme una canción que me haga durar toda la música porque estoy convencido de que nada es silencio.

*****

Ya no me inclino en mí, fugaz ni primitivo, ni contra lo que pienso en vosotros, ni a la muerte con alas o a sus brazos ocultos, evitando el abrazo de lo desconocido, las cosas que me quedan por decir. Os lo repito a todos, que nadie os confunda, porque nada es silencio. Yo veo, porque la vida se va poniendo blanca, venga la claridad de donde venga.

*****

Y los afanes. Sólo pido un afán, una parada obligatoria en la vida diaria, y danzaré, sin más, sin seguir adelante, mirando a todos en ese inevitable accidente mortal.

*****

Y los rostros. Que estoy lleno de rostros, inundado de cuerpos. Jamás he estado solo. ¿Un espejo lo está? Ya os lo he dicho todo y os lo habéis llevado, como la tierra que se pierde debajo de los pies y de los muertos. Lo confieso en vosotros: Yo soy una catástrofe que ama, llevo los pies llenos de rostros.

*****

¿Pero qué estoy diciendo, si yo lo que pretendo es no decir las cosas que dicen los poetas?

*****

Cuando vienen y apagan las luces del salón, he oído muchas cosas, pero me quedo a oscuras.

*****

Para mañana espero una palabra nueva que no me ponga la verdad en duda.

*****

¿Moriremos mirándonos?

*****

Dentro son rectos los caminos, porque esa curva indefinida es sólo mi pretexto para volver con el asombro puesto al día. Y ahora mismo me voy, celebro una asamblea con todos los espejos, vamos a debatir la configuración del entredicho, descolgados de todos los salones y los cuartos de baño, andando por el suelo de la pared más simple.

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