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Otro modo de estar
A muerto por persona
Carta emocionada de Juan Amor de Velasco
Quebrantaverbos, S.A.
Dios castiga a la Historia
La vanidad de las palabras

OTRO MODO DE ESTAR

Las liras me traducen,
transforman mis palabras en cristales
y las músicas lucen
con luces musicales,
y sus cantos son dioses coloquiales.

Las liras son amantes,
son novias del espíritu y esposas;
son flores caminantes
y espinas amorosas,
las liras comunican muchas cosas.

Desde Bernardo Tasso
la palabra ha encontrado su vestido,
la viste Garcilaso
y yo, con mi apellido,
es la más bella imagen del sonido.

Tiene a Dios expectante
y a San Juan de la Cruz acorralado;
a Fray Luis vigilante
y a Gerardo asustado:
A mí me tienen todos vigilado.

La palabra y la lira,
y Bernardo y Fray Luis y Garcilaso;
Gerardo no respira
por si doy un mal paso:
Yo les vigilo a ellos por si acaso.

Las liras me torturan,
me quitan las palabras de la boca;
de noche se conjuran:
Mandan a la más loca,
que al torturarme habla y me provoca.

Yo no sé de qué modo
las liras han venido a mi cabeza
y me han cambiado todo:
Ya es otra la tristeza
y tiene otro sentido la belleza.

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A MUERTO POR PERSONA

Como un otro terrible,
el otro de mí mismo no razona.
Todo es incomprensible,
no sé lo que ambiciona
si tocamos a muerto por persona.

No voy a comer nada,
nada me satisface cuando pienso
que la vida es delgada.
Mi esqueleto está tenso,
soportando mis carnes indefenso.

Siente como un enjambre
de abejas, todas dentro de su oído.
Se alimenta del hambre,
de saberse comido,
de estar siempre por ánimas vivido.

Me tiene el otro en coma,
ya no siento el sentido, lo que siento.
Será mejor que coma,
aunque de pensamiento,
será mejor que ser el alimento.

Ya no valemos nada,
y menos tú, divino puñetero,
sopa recalentada
en un viejo caldero,
que sueñas con chuletas de cordero.

Todo se contradice,
todo está hambriento a mis alrededores,
muerto, como quien dice,
sin nostalgia y sin flores,
para que vivan los depredadores.

Si el otro ha de pensar,
¿qué puedo hacer de mí, yo, mientras tanto?
¿Sólo hablar por hablar?
¿Por qué no llamo al llanto,
me muero de llorar y luego canto?

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CARTA EMOCIONADA DE JUAN AMOR DE VELASCO

Querido Juan Antonio:
No sé nada de ti desde el pasado,
poeta del demonio,
me tienes olvidado;
deja ya de hacer versos, condenado.

Tu silencio es castigo,
no es bastante que pienses en la muerte
como cualquier mendigo,
como mi mala suerte;
se me quitan las ganas de leerte.

Tus versos me condenan,
parecen esperpentos ilustrados,
disfrutan cuando penan,
casi desenterrados;
son muertos y muy mal disimulados.

Masoquistas divinos,
que gozan con las penas el infierno,
ardiendo los caminos
y con el fuego eterno,
entre el antiguo Dios y un dios moderno.

No te pierdas, funciona,
lleva tu cuerpo pálido de fiesta;
vívete, reflexiona,
a ver si te contesta
una vez de verdad la vida ésta.

Y por eso te escribo,
medita sin pensar en esta carta,
y acúsame recibo.
El tiempo nos aparta,
de sus velocidades no se harta.

Acepta mi consejo,
olvida de una vez la Poesía,
yo soy mucho más viejo
que el tiempo todavía:
deja ya de morir y vive al día.

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QUEBRANTAVERBOS, S.A.

Lo que renta una pluma,
si hace falta Quevedo en mi conciencia,
o una lírica espuma
contra la impertinencia,
su espada como un tanque: su advertencia.

Que en poetas no es raro:
Con mala fe o maldición sinónima,
les asila en el paro
o en religión homónima,
"Quebrantaverbos", Sociedad Anónima.

Cuando Quevedo admira,
Uvegedelacé soba y padece.
Yo castigo a la lira
si me desobedece,
porque ella sabe que me pertenece.

Podrá ser un delito
tomar prestados tópicos con ella
cuando los necesito.
Pero ella es mi estrella
y mi palabra virgen, mi doncella.

Prometo lo que sé,
porque para mañana, eternamente,
Uvegedelacé
será un muerto corriente,
un silencio tan sabio que no miente.

Viven juntos Doménico
(escrito su apellido con y griega),
sus silencios de arsénico
y una gallina ciega:
ya no hay que adivinar a lo que juega.

Sin un gesto, Quevedo,
con su palabra ya lo habría matado,
o sólo con el dedo,
pero por separado,
con la mirada del resucitado.

Burlando al Conde-Duque,
él, más que desde arriba, desde abajo,
y para que se eduque
con el escarabajo,
si el fondo de la tierra está debajo.

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DIOS CASTIGA A LA HISTORIA

Se me cayó la historia
y con sus pies me ha roto la cabeza.
Entrando en mi memoria
me dejó en la torpeza,
y hasta el olvido, al olvidar, tropieza.

Ella no lo sabía.
Ciega la historia por naturaleza,
lo ignora todavía.
Alimenta pobreza
y pasa mucha hambre de riqueza.

Tiene la piel manchada,
el estómago sucio y ulceroso,
no puede comer nada.
Su cuerpo es muy dudoso,
le convendrían siglos de reposo.

Dentro de su estructura
miente el historiador o desafina.
O a Dios lo transfigura,
o le manda a una esquina.
Dicen que desde arriba nos orina.

Es un aprendizaje
para habitar en la sabiduría
con todo el equipaje,
los archivos al día,
y así también la historia mentiría.

Lo tienen merecido
y han de pagarlo los historiadores,
Dios está convencido
y tiene meadores
de bien para fanáticos lectores.

Y yo ya no me libro,
me aprendí sus mentiras de memoria,
me he convertido en libro
y he pasado a la historia;
¿me leerán los tontos de la gloria?

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LA VANIDAD DE LAS PALABRAS

Se me ponen delante,
se me ponen a hablar y a hacer posturas,
no hay voz que las aguante
ni cuando están a oscuras.
¿Qué querrán estas pobres criaturas?

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