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Puesto que
Alegoría del viejo sorprendido
Audiencia para el eco
El más allá, informe del misterio
La décima musa
La sinfonía
Diciendo mar
El ave inteligente
Carta a un poeta llamado Carlos
Recorrido por ahí
La soledad del poema
Hoy que todo no está

PUESTO QUE

La sociedad me hizo solitario,
y ni la sociedad me rehabilita.
Si algún poema a mí me necesita,
a mí no me parece necesario.

Mi camino no es ése, es el primario,
y no lo es el tiempo en el que habita.
Todo lo que pasó fue cosa escrita,
pero al revés, con todo lo contrario.

Lo vi en la oscuridad sin darme cuenta,
me lo aprendí con toda la memoria
y oculto la verdad por si me olvida.

Me parece que alguno se lo inventa,
cuando cierro los ojos y es mi historia
la que más se equivoca con mi vida.

Tenía que dudar,
dudar alguna vez todos los días
y hablar por no callar
de antiguas melodías,
¡Se quedan mis palabras tan vacías!

Eternas melodías,
hermosas como el alma del futuro,
se hacen algarabías
al sol y al aire puro.
No sé si el Paraíso es tan seguro.

Alguien se me ha escondido en la reforma
que me brinda la música.
Ella me agita como a la Giralda.
Pasa de los poetas muchas veces
o compromete, a veces, demasiado,
y a mí me da lo mismo ser su brindis,
la soledad es tan traviesa que me falta.
La música es la música,
y el sol relampaguea
o se olvida de mí por la mañana.
Que la música me brinde lo que quiera,
yo brindaré con ella por el éxito incierto
de las cosas. Y por lo que me brinda.

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ALEGORÍA DEL VIEJO SORPRENDIDO

¿Y por qué no me entiendo
con el Progreso, la sobrecultura?

Aparco el coche sin saber que es mío.
El aerosuelo es todo galerías
en las que, sin comprar, medito el sufrimiento.

Si estas sílabas, con más, con otras,
con más, llegaran a inventarme
a mí sobre el poema
con otra forma,
la forma del silencio,
la científicamente no inventada,
también me perdería.

Aquí, donde quiera que estés,
te encontraré, dice Alejandro, sin buscarte.
Mi nieto quiere hacerme entender
que estamos en un supermercado,
que estamos en el mundo,
y que el mundo era ciencia antes de que la ciencia
se inventara. El otro nieto, Adri, me dibuja, me pinta.

Se ve que el Progreso es cosa de niños,
y a mí podéis creerme,
nada me ha hecho trabajar tanto como la comodidad.

Además, el vecino que nunca se atrevió a atar su burro
en la anilla que había en mi puerta,
hoy me aparca su coche como la cagada de un pájaro.

Por más que en verso libre no me explico,
el soneto me tiene hasta los pelos.
Son renglones de versos paralelos
y el grande no se cruza con el chico.

Aves que no se rozan con el pico,
pájaros-alas al volar gemelos.
Son como nietos junto a sus abuelos,
verso pobre jugando a verso rico.

Y es que cuando machaco en el Progreso,
verso libre que espera lo contrato,
aunque del hombre libre yo estoy preso.

Ya nadie tiene anilla, ya no hay trato,
tengo un coche, en tu puerta lo atravieso,
le dice el burro al hombre, y no te ato.

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AUDIENCIA PARA EL ECO

Tenía que pensar alguna vez
sobre lo que veía y veo ahora,
que es la devoración que me devora,
la última partida de ajedrez.

No siempre por la boca muere el pez,
que hasta el morir la muerte lo mejora.
Y el verso, si me muero, también llora,
¡qué humano fuera ver llorar a un juez!

Llorar es pena libre, verso o nada,
poesía tampoco, economía,
porque en vez de matar sólo se enfada.

Y no creáis que todo es culpa mía,
tenía que pensar si no pensaba
y al ajedrez no juego todavía.

Antes las sombras se enteraban
de la manera de volverse,
habitaban la Tierra con nosotros
y desaparecían con el aire.

Se reunían en los cementerios
como estatuas
que se dejan tocar,
y su apariencia es contagiosa.
Pero asombran aún, como la sombras.

Sé que del verso libre no me libro.
Pagaré al inocente que me libre
con un arma de amar de gran calibre,
o le puedo matar, yo no calibro.

Ya hay argumento para hacer un libro
que haga vibrar al universo, y vibre
el plagio eterno, que también es libre,
e inútilmente, como yo ahora vibro.

Carne que no es mortal y ya lo era,
carne que no es mortal hasta que muere,
carne gozando. Y que la muerte espere.

Carne que, con mi libro, más quisiera,
y es mejor que la carne no se entere,
que es carne que el espíritu prefiere.

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El MÁS ALLÁ, INFORME DEL MISTERIO

Así es la voz del nombre:
La pena de los muertos, alegría.
Y que nadie se asombre:
Manda la Poesía.
La música es silencio, melodía.

Sin mirar yo lo he visto:
Nuestro Dios con Alá. Los dos con Buda,
Mahoma y Jesucristo,
que la verdad no duda.
Sólo la luz los viste y los desnuda.

Lo que habíamos supuesto:
Que no existe la muerte, todo es vida.
Todo el amor es esto,
y a todos nos convida.
Nadie se cae, no existe la caída.

Nuestro Dios les ayuda,
que duermen juntos, en el mismo lecho,
o en el lecho de Buda.
Y Está muy satisfecho:
Hay un lugar común, un solo pecho.

Una ley ya sin uso
e incolora, lo mismo que la Historia,
como El Dios lo dispuso:
sin infierno y sin gloria.
Y el alma está en su Ser, no en la memoria.

Sin interlocutor,
aquí dejo este informe,
con una duda de lo visto, enorme,
y una seguridad mucho mayor.

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LA DÉCIMA MUSA

(Villacañas dio el nombre de "Pedántine" a la musa de la crítica académica y profesional. Aquí narra cómo él la creó para ellos, o cómo la engendró, según se prefiera)

Yací con Mnemosine,
Puse acento en su O muy bien metido.
¡Ay, qué noche de cine!
(Zeus se había dormido),
Mnemósine a Pedántine ha parido.

Fue una necesidad.
Necesidad del gusto y de las Musas.
Una barbaridad.
Con todas mis excusas,
tan resbalosa como las medusas.

Ya Pedántine excita
como una golosina de verdad.
La palabra la imita
llena de vanidad.
Zeus me discute la paternidad.

Después me desafía
-con este testimonio de su vicio
en la Mitología-
como a un dios, en el juicio.
Y yo le planto con un epinicio.

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LA SINFONÍA

1-
La sinfonía se ha escondido,
ha desparecido de la música
infinita, corre a coro,
y del habla musical del tiempo.

Salí sonando a toda orquesta untado
de verano, más que el sol.
Y se había escondido de perfil
en unas tinieblas de los ojos del aire.
Pero yo sé que la sinfonía está en los pájaros.

2-
Porque la noche sale,
cuando sale la noche, el día se esconde
muy temprano,
como huyendo,
y los árboles luchan por seguirle
desandando sus pasos.

3-
¿Porque el amanecer es sólo eso?
¿Por qué el amanecer es sólo eso?
¿Qué es el amanecer?

4-
A lo mejor es todo música:
El olvido es música,
la soledad es música,
la vanidad es música.
Y el crimen, el espejo, la mentira, la verdad.
¿La verdad es música?
La misma música con diferente ritmo.

5-
La Sinfonía tiene la palabra.
Que la música hable,
que también se haga verbo.

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DICIENDO MAR

Veo redondo el mar,
y es más redondo de lo que le veo.
No lo quiero mirar
porque a la mar mareo,
y es más redonda, y más, de lo que creo.

El mar es otra cosa,
es un inmenso barco a la deriva
que la tierra rebosa
de mares de agua viva,
el mar tiene a la mar en él cautiva.

Todo se me aparece
sobre los sueños y sobre las diosas,
y crece más y crece,
llegando dioses, cosas
que ya nacen odiosas y amorosas.

Mi voz se contradice:
al mar lo sube hasta la incertidumbre,
busca que se deslice,
contrario a la costumbre,
por la piel de la tierra en muchedumbre.

Lo mismo que la vida,
que es, de tan solitaria, encontradiza.
Persigue, es perseguida,
no es carne ni ceniza,
siempre pariendo y siempre primeriza.

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EL AVE INTELIGENTE

Un ave milenaria,
al verme triste, se arrancó una pluma.
-Ya no me es necesaria,
y tiene tanta espuma,
me dijo en su graznido, escribe y suma.

Ave antediluviana,
¿no ves que escribo muerto y de rodillas
sobre una faz lejana,
una faz sin orillas?
Procúrame faenas más sencillas.

Así como un efluvio
que en tu pluma aparezca prolongado
con aguas del Diluvio
y el animal sagrado.
Si escribo más me siento deshonrado.

Te puedo hacer un arca,
un refugio en el aire, un agasajo
y el mar sobre una charca;
estrellas a destajo,
todo a la perfección y sin trabajo.

Ave del Paraíso,
no sé si tú serás, pero lo eres
más que como Dios quiso
cumpliendo sus deberes,
di qué quieren de mí los otros seres.

Si escribo es que no escribo.
Tu pluma es un milagro innecesario,
pero yo la recibo
prehistoriador, primario;
cambiaré el rumbo del abecedario.

Por a diré condena,
y escribiré por b pena de muerte.
Por c pondré más pena,
una pena más fuerte
mucho después de desobedecerte.

La a será de arcilla
y la b Biblia más que reluciente.
La c una pesadilla
común y permanente,
la c de corazón contracorriente.

Tú, mi ave milenaria,
cuánto placer y cuánta poesía,
a veces necesaria
y por la misma vía,
sin haber avanzado todavía.

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CARTA A UN POETA LLAMADO CARLOS

Querido amigo Carlos, viejo antiguo,
antiguo viejo de mi senectud
y viejo antiguo de tu juventud:
mira mi cara mientras me santiguo.

Soy de verdad y enormemente exiguo,
cree en Dios más o menos mi salud,
más cuando se aproxima al ataúd,
que está aquí al lado, en el salón contiguo.

Sé que cabrá mi cuerpo en un soneto
llenas de libros tuyos mis dos manos,
si no quítale carne a mi esqueleto.

Es lo que hacemos todos los humanos,
y yo además y a cambio te prometo
que enseñaré a leer a los gusanos.

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RECORRIDO POR AHÍ

Cuando llega la historia
sin nada que esconder, no tiene gracia,
igual que la memoria,
como la democracia,
lo mismo la verdad que la falacia.

Aunque tiene su encanto,
pero un encanto siempre diferente
y mientras que lo aguanto,
si no me hago el valiente
y me pongo a reír entre la gente.

Porque el Sol juega a todo,
o al juego de adivina adivinanza,
calentando a su modo
o como Sancho Panza,
que es otro Don Quijote en lontananza.

El Sol y el Horizonte;
don Quijote con Sancho, todo junto
sin destino y sin monte,
sin llano y todo a punto.
La historia da traspiés y es mal asunto.

La historia, la desgracia,
el horizonte, el llano, la costumbre,
enfermos, la farmacia,
la fe, la pesadumbre,
Don Quijote y el Sol junto a la lumbre.

El mar, la libertad,
la esperanza de ser más todavía;
la luz, la eternidad
y la melancolía,
todo por aclarar, todo, algún día.

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LA SOLEDAD DEL POEMA

La soledad es una esposa rara,
esposa a solas, silenciosa, muda,
se niega a hablar y calla, es muy tozuda,
no es ni siquiera hembra, se enmascara.

No se encuentra, se siente, nunca ampara
al solitario o solitaria; aguda,
entra en nuestras entrañas y no duda,
se restriega en el cuerpo, en nuestra cara.

Y ayer la soledad fue sólo mía,
me dio placer tenerla por esposa,
¡cómo la amaba cuando me dormía!

Pero la soledad es cualquier cosa
o una flor en el aire en poesía
y aquí una enfermedad psicogozosa.

Me dan carpintería
entre las piedras de un milmilenario
de misteriología.
Me dan abecedario
y lo relleno de vocabulario.

Gramáticas ajenas
me hacen palabrear en los establos,
son vírgenes morenas
y de todos los diablos,
figuras de placer en los retablos.

Exactamente a punto,
como si fueran flores de relleno,
el universo junto
condenado a ser bueno
y a todos los científicos ajeno.

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HOY QUE TODO NO ESTÁ

Hago desplantes como los toreros:
Que ahora me marcho, que ahora me retiro.
Para volver me pongo siempre a tiro,
que el verso mata desde los chiqueros.

Grecia me manda a todos sus arqueros,
a Apolo, sin su hermana, y le hago un giro
de ciento ochenta grados y no miro,
tiene mi cuerpo lleno de agujeros.

A Eros lo precipita, es más que el toro,
y sus flechas más duras que los cuernos.
Pero volver al ruedo es cosa mía.

Tan retirado estoy que apenas lloro,
si no es para volver a los infiernos,
plaza de fuego de la Poesía.

Me habéis dejado solo en el camino,
mas, desde mi camino, yo os alcanzo.
Pensáis que estoy parado, pero avanzo
con un todoterreno hacia el destino.

Alcanzo a quien se fue, que sé quien vino
de entre vosotros negro, fue el garbanzo
que hoy os devuelvo como piedra, os lanzo,
y así me quedo a gusto, así termino.

Nada me hace callar como desprecio.
Me produjisteis mala digestiones
y a todos los silencios me remito.

Por qué voy a callar, no tengo precio.
Podéis estar seguros, corazones,
porque mi corazón lo necesito.

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