SIN TÍTULO (IX)
Donde puse la mano
y dije vida, nació carne
y futuro.
Y el tiempo se quedó
tan sorprendido,
que enmudeció.
Luego, yo me llevé la
mano hasta los dientes
y la mordí desesperadamente,
viendo que, por mi boca,
entraba, sin notarlo, esa
misma sorpresa.
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