CUARTETO

Tengo que estar volando hacia la tumba.
Los ángeles -si hay ángeles- se paran
frente a mi vuelo, como si notaran
este tiempo de mí, que se derrumba.

No sé si es corazón o catacumba
lo que todas las manos me preparan.
¡Si todos los relojes me atrasaran
el corazón y el ruido en que retumba!

Yo sería más fuerte que la pena,
la caridad y la melancolía,
más fuerte que la carne y su condena.

Yo sería estas bestias, todavía
con ansias de nacer en la serena
muerte y en su más honda melodía.


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